El Gran Premio de España se convirtió en una pesadilla para Carlos Sainz. Lo que siempre había sido un terreno conocido y acogedor se transformó en un laberinto de problemas, y el español terminó 14º en Montmeló, dejando atrás su racha positiva. No es fácil ver cómo se derrumban las expectativas, especialmente cuando habías logrado puntuar en cada carrera anterior.
Un fin de semana lleno de contratiempos
Al finalizar la carrera, Sainz no pudo ocultar su decepción: «No tuvimos ni ritmo ni suerte. Este ha sido el peor fin de semana desde que estoy con Williams». Y es que la jornada comenzó mal desde el principio; un toque al inicio le destrozó el alerón, obligándole a hacer una parada temprana. Después vino el motor, que empezó a sobrecalentarse como si tuviera vida propia. La sensación de impotencia fue palpable.
A pesar de todo, Sainz intentó encontrar algo positivo: «Cuando pude rodar en aire limpio, no era tan malo», reflexionó. Pero entre los problemas y los cambios necesarios, la estrategia se fue al traste. «Si todo hubiera salido bien, quizás hubiésemos sumado uno o dos puntos», lamentó.
Aunque Barcelona no fue su circuito esta vez, Sainz tiene la mirada puesta en lo que viene: «En Canadá será diferente; allí buscaremos recuperar el ritmo y luchar entre los ocho primeros». A pesar del golpe anímico que significó este fin de semana en casa, su espíritu competitivo sigue intacto y está decidido a levantarse otra vez.