El Gran Premio de España se presentó como una oportunidad dorada para Carlos Sainz y Fernando Alonso, pero entre giros y contratiempos, la realidad fue otra. Durante las vueltas 10 a 14, ambos pilotos locales se encontraron lidiando con problemas que los llevaron a batallar en el pelotón, lejos de la gloria que esperaban.
Una salida llena de incertidumbre
Pocos momentos antes de que el espectáculo comenzara en el Circuito de Barcelona-Catalunya, Sainz y Alonso compartían risas y expectativas durante la ‘Drivers Parade’. Pero lo que parecía ser una jornada prometedora pronto se tornó sombría. En su primera parada, Sainz tuvo que cambiar su alerón delantero tras verse comprometido desde el arranque. Imágenes de televisión no mostraron la magnitud del golpe al Williams del madrileño, pero estaba claro: los problemas ya habían comenzado.
Y si eso no fuera suficiente, el pobre Albon tuvo su dosis de infortunios también; un fin de semana para olvidar. Mientras tanto, Alonso veía cómo su coche le fallaba en la curva 5. “Se ha acabado”, exclamó por radio con frustración al notar cómo perdía posiciones rápidamente. Pero no era hombre de rendirse fácilmente. Tras una parada estratégica volvió a pista decidido a recuperar terreno.
El asturiano mostró destreza con dos adelantamientos espectaculares que recordaron a todos por qué es uno de los grandes. Primero dejó atrás a Franco Colapinto con un brillante movimiento exterior en la curva dos y luego superó a su compatriota Sainz en la frenada clave de la décima curva. Fue un recordatorio claro: aunque las circunstancias eran adversas, aún había pelea por delante.