El Gran Premio de España ha llegado y con él, la Scuderia Ferrari se encuentra nuevamente ante el espejo de su pasado. A pesar de que Charles Leclerc lograba una positiva 5ª posición en los primeros entrenamientos libres, el ambiente no es del todo optimista. La realidad se asoma con Lewis Hamilton quedándose en un preocupante 11º lugar. Lo que podría ser un buen inicio se ve empañado por la sombra de antiguos ídolos como Fernando Alonso y Carlos Sainz, cuyas memorias aún resuenan en los garajes de Maranello.
Desafíos en la pista
A medida que avanzaban las sesiones de entrenamiento, quedó claro que Ferrari aún enfrenta problemas persistentes desde el arranque de esta temporada. El SF-25 parece tener dificultades para manejar ciertas curvas, lo cual obliga tanto a Leclerc como a Hamilton a elevar su precisión al máximo. Confiar en el cuidado adecuado de los neumáticos podría ser su salvación; algo que preocupa también a otros gigantes como Mercedes, quienes sienten la presión del calor.
En este sentido, hay un aire nostálgico cuando recordamos las victorias pasadas: Sainz, quien lleva tiempo representando una esperanza para Ferrari desde su brillante actuación en México, y Alonso, el último piloto del Cavallino Rampante en conquistar Montmeló en 2013. Desde entonces, han pasado demasiados años sin sentir el sabor del triunfo en casa.
Aunque las sensaciones durante la mañana parecían prometedoras (3º y 4º), por la tarde la historia dio un giro inesperado: Leclerc mantuvo el ritmo mientras Hamilton caía estrepitosamente. El piloto británico no tuvo reparos al expresar su frustración: «Este coche no se puede conducir». Un grito desesperado que refleja la lucha interna del equipo.
Por su parte, Fred Vasseur intentó calmar las aguas explicando que los problemas son comunes y afectan a varios coches; incluso reconoció las dificultades para recuperar tracción al salir de la línea ideal.
No obstante, ¿qué le espera a Ferrari? Necesitan reencontrarse con esa esencia ganadora que les ha caracterizado y dejar atrás un inicio titubeante donde acumulan más dudas que certezas.