El aire estaba cargado de emoción en la Pujada Caimari-Lluc, una cita ineludible para los amantes del automovilismo balear. Con un arranque que prometía emociones fuertes, Pedro Mayol, al volante de su Norma M20F, se lanzó a la carrera con una determinación palpable. Desde el primer momento, Jero Perelló hizo notar su presencia, pero fue Mayol quien empezó a escalar posiciones y se adueñó de la subida como un verdadero maestro.
Una jornada repleta de adrenalina y sorpresas
Tras él llegaron los hermanos Perelló con sus Silver Car, quienes completaron el podio junto a Salvador Seguí y Pedro Crespí. Aunque hubo algunas ausencias notables –como las de Miquel Àngel Campins y el tándem David García-Rudy Hensen– la jornada no perdió un ápice de su energía. En el Tramo Cronometrado, José Campaner y Maria Antònia Rotger (Hyundai i20 R5) demostraron que están listos para dar batalla por el título, superando a otros competidores como José Martorell y Miguel A. Marí (Citroen Saxo VTS).
No solo los coches potentes brillaron en esta fiesta del motor; Tolo y Karen Martorell (Renault Clio 16v) fueron imbatibles en Regularidad Sport, mientras que Miguel Gual y Francisco Ruiz (Porsche 911 Carrera) hicieron lo propio en Regularidad Baja. La competencia se sintió en cada rincón gracias a los aficionados que abarrotaron las cunetas, animando cada curva con fervor.
A medida que avanzaba el día, José R. Pomar (Autobianchi A112 Abarth) dejó claro su dominio en Single Sport, mientras que Kevin Morlà (BMW) y Aldo Petri (Corvette C5 Z06) se destacaron en Drif. Sin duda alguna, la Pujada Caimari-Lluc se consolidó como un evento memorable lleno de pasión y velocidad.