El Gran Premio de Mónaco comenzó con un giro inesperado para Lance Stroll, el piloto canadiense de Aston Martin. En los primeros minutos de la primera sesión de libres, Stroll se vio envuelto en un incidente con el local Charles Leclerc que dejó a todos boquiabiertos. ¿Cómo es posible que una simple falta de comunicación termine por arruinar todo un fin de semana prometedor?
Un choque desafortunado
Todo sucedió en la complicada curva de Loews, donde Leclerc intentaba avanzar y se encontró con Stroll sin previo aviso. Al parecer, el canadiense no escuchó las banderas azules ni recibió la alerta por radio; el resultado fue un toque que destrozó el alerón del Ferrari y provocó una bandera roja. La situación escaló rápidamente cuando los comisarios decidieron imponerle una sanción: perderá un puesto en la parrilla de salida. Y eso no es todo, también le han otorgado un punto negativo en su licencia.
No es la primera vez que vemos decisiones así en este deporte, pero esta sanción parece desproporcionada si lo comparamos con otros incidentes recientes. Por ejemplo, Ferrari esquivó castigos similares durante esta misma temporada sin mayores consecuencias. Recientemente, Hamilton salió ileso tras una maniobra peligrosa sobre Alex Albon en Jeddah, mientras que Stroll ahora enfrenta las repercusiones de lo ocurrido.
Más allá del incidente mismo, lo más frustrante para el equipo fue perder tiempo valioso durante los entrenamientos para reparar su coche después del choque. En esos momentos tensos dentro del box, todos miraban atentamente… incluso Adrian Newey estaba presente observando cada movimiento desde la distancia.
Así las cosas, este fin de semana comienza lleno de dudas para Aston Martin y su piloto estrella. Con cada decisión controvertida como esta, se pone a prueba la paciencia tanto del equipo como de sus seguidores. ¿Logrará Stroll recuperarse y demostrar su valía a pesar del revés inicial? Solo el tiempo lo dirá.