En el emocionante GP de Gran Bretaña, celebrado en Silverstone, José Antonio Rueda nos regaló una de esas remontadas que quedan grabadas en la memoria. Salió desde la última posición debido a una penalización y, lejos de amedrentarse, demostró que tenía más ganas que nunca. Mientras el sol brillaba con fuerza y el viento amenazaba con complicar las cosas, Rueda se lanzó al asalto con una determinación admirable.
Una carrera llena de giros inesperados
La prueba comenzó con Carpe tomando la delantera, pero pronto Almansa mostró su garra para imponerse. A medida que los pilotos avanzaban por la pista, Rueda empezó a escalar posiciones como si volara. Pasó del puesto 19 al grupo puntero en un abrir y cerrar de ojos. La tensión se palpaba en el ambiente; cada curva era un nuevo desafío. Con cada giro, los jóvenes talentos como Quiles y Carpe luchaban por mantenerse al frente mientras Rueda empezaba a hacerse notar.
No obstante, lo mejor estaba aún por llegar. Almansa tuvo que hacer una Long Lap por otra penalización, lo cual abrió la puerta para que dos novatos lideraran la carrera momentáneamente. Mientras tanto, Rueda no solo entraba en zona de puntos sino que comenzaba a pensar seriamente en la victoria.
A medida que se acercaba el final de la carrera y tras varias caídas entre sus rivales –incluso hubo fuego en pista– Rueda se encontraba justo donde quería estar: luchando por el primer puesto junto a Quiles. La última vuelta fue un auténtico espectáculo; ambos pilotos compitieron hasta el final con estrategias distintas pero sin perder nunca el respeto mutuo.
Finalmente, gracias a su audacia y habilidad para tomar el interior en esa curva decisiva, ¡Rueda cruzó la meta primero! Un triunfo impresionante que no solo le dio su tercer victoria consecutiva sino también consolidó su liderazgo en el campeonato. Sin duda alguna, esta hazaña quedará para siempre como un ejemplo claro de cómo no rendirse jamás.