En el Gran Premio de Emilia Romagna, Max Verstappen demostró que no solo es un piloto talentoso, sino que también tiene la suerte de su lado. Desde el arranque, su adelantamiento a Oscar Piastri fue pura magia y, con la estrategia perfecta del equipo Red Bull, el holandés no dio lugar a sorpresas. Esta victoria, la segunda del año tras Japón, ha dejado claro que cuando todo va rodado para Verstappen, poco pueden hacer sus rivales.
El descalabro de McLaren y Ferrari
Mientras tanto, el equipo McLaren intentaba maniobrar entre estrategias confusas que solo les llevaron a perder posiciones. Norris y Piastri parecían tener un buen plan hasta que se encontraron atrapados en un tráfico mortal. No se puede negar que las decisiones estratégicas pueden marcar la diferencia y aquí McLaren falló estrepitosamente.
Carlos Sainz tuvo otra jornada dolorosa. A pesar de terminar octavo, las decisiones desde el box parecen ser siempre una losa pesada sobre él. En cambio, Albon hizo lo posible por mantenerse en la lucha y terminó quinto, dejando a Sainz sintiéndose frustrado ante la falta de apoyo de su equipo.
Fernando Alonso vivió una historia similar; luchó valientemente pero al final acabó 11º. El asturiano expresó su frustración por radio diciendo: «Es una ruina. Soy el piloto con peor suerte del mundo». Es difícil no sentir empatía por él cuando parece que cada carrera está llena de obstáculos imposibles.
A medida que avanzamos hacia Mónaco y Barcelona en las próximas semanas, queda claro que tanto Ferrari como McLaren necesitan repensar sus estrategias si quieren tener alguna oportunidad frente a un Verstappen imbatible. Sin duda será interesante ver cómo evolucionan estas historias en la pista.