El Gran Premio de la Emilia Romagna fue una mezcla de esperanza y desilusión para Fernando Alonso. El piloto asturiano, que nos ha acostumbrado a vivir emociones intensas, terminó en un decepcionante 11º lugar. Sin embargo, la carrera dejó destellos de su antiguo yo, ese que lucha contra viento y marea a bordo de un coche que no siempre está a la altura. La salida fue prometedora: Alonso atacó con fuerza al McLaren de Piastri, mostrándonos que aún tiene mucho que dar.
Un resultado engañoso
A pesar de los esfuerzos, el resultado final refleja lo duro del deporte. En esta ocasión, Aston Martin falló en aprovechar las oportunidades y eso le costó caro. En contraste, Carlos Sainz brilló con un 8º puesto que también podría parecer insuficiente, pero representa su constancia en el Williams. A medida que avanza la temporada, tanto él como Alonso deberán encontrar esas pequeñas victorias que les permitan escalar posiciones y dejar atrás sus respectivos dramas.
Verstappen se llevó el triunfo sin contemplaciones. Su habilidad para adelantarse al ‘dormido’ Piastri y manejar la carrera con inteligencia demuestra por qué es uno de los grandes favoritos del Mundial. Y mientras tanto, nosotros seguimos esperando que Aston Martin esté a la altura del talento de Alonso en las próximas carreras.