La emoción de la Fórmula 1 nos llevó este fin de semana a Ímola, donde Fernando Alonso se encontró una vez más con el sabor amargo de la desilusión. «En 99 de 100 escenarios, estábamos en los puntos… pero esta vez salió cruz», confesó el piloto español tras una carrera que prometía ser brillante.
Un inicio esperanzador que se tornó en frustración
Alonso comenzó la carrera mostrando su potencial, manteniéndose en el grupo delantero junto a Norris y Russell. Sin embargo, todo cambió con la aparición del virtual safety car. «Teníamos un coche fuerte hoy. Al principio, estaba convencido de que podríamos lograr una buena posición, tal vez la sexta o séptima», recordaba Alonso mientras analizaba cómo una avería ajena lo dejó fuera de juego.
El asturiano no dudó en señalar que ese momento crucial jugó en su contra. «Salieron justo delante nuestro con neumáticos nuevos y ahí se esfumaron nuestras oportunidades». Con cada palabra, se notaba su frustración; no era solo la carrera perdida, era esa sensación persistente de que algo siempre se interpone entre él y el éxito.
A pesar del revés, Alonso no tiró la toalla y apuntó al progreso del coche: «Incluso al final me sentí fuerte; adelanté a tres pilotos en pocas vueltas. Es una buena señal para nosotros como equipo». Pero claro, lo que cuenta son los puntos y estos parecían escaparle nuevamente.
Su reflexión final resonaba con fuerza: «Espero que pronto podamos sumar esos puntos por méritos propios y no depender tanto de la suerte». La lucha continúa para un piloto que sabe lo duro que es competir al más alto nivel mientras intenta dejar atrás esa sombra incesante de la mala suerte.