En el caótico GP de Francia, Marc Márquez logró un valioso segundo puesto que le permite seguir liderando la clasificación. 20 puntos son un botín considerable, especialmente después del mal trago que vivió en España donde apenas sumó cuatro puntos tras caer al suelo. Pero esto es MotoGP, y aquí las sorpresas nunca faltan.
Una carrera llena de tensión
Este fin de semana, la lluvia convirtió la pista de Le Mans en un auténtico campo de batalla. Mientras muchos pilotos luchaban contra el asfalto mojado, Márquez decidió jugar con cabeza. “Hoy no era el día para arriesgar”, compartía entre risas tras la carrera. A pesar de que sus competidores directos, Álex Márquez y Pecco Bagnaia, estuvieron cerca, los nervios y las decisiones rápidas marcaron la diferencia.
Márquez se mostró sorprendentemente relajado a pesar del estrés: “Las últimas vueltas fueron durísimas; pensaba más en qué cenaría que en alcanzar a Zarco”. Ese gesto que hizo al cruzar la meta no era solo por celebrar; era un alivio palpable por haber terminado sin caídas esta vez.
Pero no todo fue alegría para el equipo. Álex Márquez dejó ver su decepción tras caer dos veces: “La lluvia es una lotería”, decía con frustración. Sin embargo, su compañero Aldeguer celebraba su primer podio dominical como bálsamo para el equipo Gresini.
Y mientras tanto, Bagnaia lidiaba con su propia tormenta interna tras ser derribado por Bastianini: “No encuentro el feeling”, confesaba abatido después de acabar en 16ª posición. Así las cosas, cada punto cuenta y cada carrera puede cambiarlo todo.
Márquez sigue firme al frente del campeonato con una ventaja apreciable sobre sus rivales. Esto es lo que hace emocionante a MotoGP: no importa cuánto te caigas; lo importante es levantarte siempre con más ganas.”