En una reciente conversación con MARCA, Carlos Sainz se ha abierto sobre sus planes futuros y ha dejado claro que su corazón late por el automovilismo. Aunque el Dakar 2026 podría estar en su horizonte, también hay un camino que lo lleva a la presidencia de la FIA. Un giro inesperado en su carrera que podría marcar el final de una etapa llena de emociones.
Sainz, nacido en Madrid en 1962, no se anda con rodeos. «Este año hay elecciones a la FIA», confirma sin titubear. Y aunque está en las primeras fases de esta aventura, no es un capricho: «Me estoy planteando seriamente presentar mi candidatura». La pasión por el deporte y la necesidad de hacer cambios son los motores que lo impulsan.
Un deseo de cercanía
La decisión no solo depende de él; han sido muchos los que desde dentro del mundo del motor le han animado a dar este paso. «Hay gente importante del motorsport que me ha motivado», explica Sainz mientras reflexiona sobre los apoyos necesarios para enfrentar este desafío. Pero esto no es solo una cuestión política; se trata de volver a conectar con el deporte que tanto ama.
Y cuando le preguntan sobre cómo imagina la FIA bajo su mando, sus ojos brillan: «Quiero una FIA más cercana, más humana». Se siente preparado para aportar su experiencia después de cuatro décadas en competición y está convencido de que hay muchas cosas que mejorar. No se trata solo de ocupar un cargo; quiere crear un ambiente donde pilotos, equipos y organizadores puedan sentirse escuchados y comprendidos.
Aún así, surge la pregunta: ¿podrá compaginar ambas pasiones? Para Sainz parece claro: «No creo que sea compatible seguir pilotando si asumo este reto». A pesar de ello, reconoce que participar en el Dakar podría ser una hermosa forma de despedirse del volante después de una carrera impresionante.
Así pues, estamos ante un momento crucial para uno de los grandes del automovilismo español. ¿Le veremos liderar la FIA o prefirió dejarse llevar por las arenas del desierto? Solo el tiempo lo dirá.