En el mundo de la Fórmula 1, las esperanzas pueden elevarse tan rápido como caen. Eso fue precisamente lo que ocurrió durante el Gran Premio de Arabia Saudí, donde Carlos Sainz y el equipo Williams parecieron encontrar un rayo de luz al final del túnel. A pesar de terminar en una meritoria octava posición, Sainz no ocultó la inquietud que acecha a su escudería: un problema persistente con el equilibrio del FW47.
El dilema del equilibrio en Williams
Sainz, tras la carrera, dejó claro que aunque el inicio de temporada es prometedor –llegando a ser el mejor coche en la zona media– hay una sombra que persiste: «Es un coche que tiene un problema de equilibrio subyacente», afirmó. Esa falta de armonía entre la parte delantera y trasera no solo afecta a los pilotos; también limita todo el potencial del equipo británico.
James Vowles, jefe del equipo, fue directo al abordar este asunto: «No tenemos el equilibrio que deberíamos para los pilotos y nos preocupa un poco». Aunque reconoció los avances logrados hasta ahora, fue sincero al admitir que no podrán solucionar este gran inconveniente en 2025. «Podremos ponerle ‘tiritas’, pero no arreglarlo por completo», dijo Vowles con resignación.
Aunque hay una chispa de optimismo gracias a las actuaciones recientes, queda claro que Williams enfrenta una montaña difícil de escalar. La gestión financiera y los cambios venideros en la normativa son factores determinantes que complican aún más su situación. Con cada carrera, los aficionados se preguntan si esa mejora tangible llegará o si se quedará en simples ilusiones. Y así seguimos esperando… ¿qué pasará realmente con Williams?