El GP de Jerez nos ha dejado a todos con el corazón en un puño. Marc Márquez, nuestro octocampeón, no ha podido sacudirse los fantasmas que lo persiguen desde aquella fatídica caída en 2020, y hoy, en la vuelta 3, volvió a sentir el crujir del asfalto bajo su cuerpo al caer de nuevo. Fue un momento duro, una caída que le alejó de las esperanzas de triunfo justo en la pista donde todo cambió para él.
Un inicio electrizante pero desafortunado
Aunque este año se ha subido a la moto del equipo oficial de Ducati, mostrando su maestría en cada circuito, hoy las cosas no salieron como esperaba. Tras un inicio lleno de adrenalina y competencia feroz con Pecco Bagnaia, Marc se pasó de frenada en la curva 8 y perdió el control de su Ducati Desmosedici GP25. Verlo caer fue como revivir viejos temores; sin duda, no era lo que queríamos ver.
A pesar del golpe y de regresar a la carrera sin posibilidades reales de lucirse ante sus fans, hay algo que lo consuela: el triunfo que logró en el Sprint del sábado. Al menos eso le quita un poco el sabor amargo tras haber caído dos veces ya esta temporada. Esa sensación de dominio parece haberse esfumado ante errores inesperados que han costado caro. Marc ha ganado todas las carreras cortas donde no se ha ido al suelo, pero esos tropiezos en Austin y Jerez han hecho tambalear su posición frente a rivales cercanos como su hermano Álex y Bagnaia.
No podemos más que esperar a la próxima carrera y desearle suerte al campeón. Porque sabemos que detrás del casco hay un luchador incansable que aún tiene mucho por dar.