Álex Palou, ese piloto que ha deslumbrado en la IndyCar, dejó claro en Long Beach que aunque no ganó, sigue siendo una fuerza a tener en cuenta. El español terminó segundo, pero lo hizo tras un gran Kyle Kirkwood, quien realizó una carrera digna de película y cortó la racha del piloto de Ganassi. No podemos olvidar que este circuito es uno de los más emblemáticos y el joven talento de Andretti sabe cómo brillar aquí.
Una estrategia bien pensada
La carrera comenzó con un ambiente limpio y sin sobresaltos. Palou decidió ser cauteloso desde el principio; después de todo, tenía mucho en juego. Así que al dejar escapar un par de posiciones al inicio, su plan era claro: buscar una estrategia sólida con paradas calculadas para ganar ventaja sin arriesgarse a perderlo todo en las primeras curvas. Y vaya si lo logró: tras su primera parada se plantó justo detrás de Kirkwood.
A pesar de que la carrera transcurrió sin banderas amarillas -un hecho poco común- las maniobras estratégicas fueron cruciales. Los equipos estaban jugando al ajedrez sobre cuatro ruedas y tanto Andretti como Kirkwood supieron mover sus piezas mejor que nadie. Palou intentó adelantar antes de su segunda parada, pero los astros no se alinearon esta vez.
Al final del día, Palou salió con 142 puntos en su haber; una distancia cómoda por delante de Kirkwood, quien suma 108 puntos ahora. Aunque Long Beach es un espectáculo emocionante y la victoria habría sido dulce, el verdadero objetivo para Palou son esos puntos del campeonato que le permiten seguir brillando entre los grandes como Scott Dixon y Pato O’Ward.
Así es el automovilismo: a veces hay que saber cuándo arriesgarse y cuándo jugar a lo seguro. La próxima cita será en Barber (Alabama), donde esperamos ver nuevamente a nuestro campeón español desplegando toda su magia.