En el Gran Premio de Bahréin, una declaración de Carlos Sainz sorprendió a todos. Con su estilo directo y sin tapujos, admitió lo que muchos ya pensaban: «Parece que los Alpine están en otra liga», refiriéndose a las grandes escuderías como McLaren, Mercedes, Ferrari y Red Bull. El equipo francés había llegado a la carrera con las manos vacías y rodeado de incertidumbres tras los problemas de Jack Doohan en Suzuka. Sin embargo, en medio del desierto bahrainí, todo cambió.
Un giro inesperado
Pierre Gasly firmó una actuación notable al terminar séptimo, mientras que Doohan logró mantener el ritmo en una competencia donde ambos pilotos lucharon por demostrar su valía. «Con un motor Mercedes estarían en primera fila», sentenció Sainz, dejando claro que Alpine tiene potencial de sobra. Las características del circuito les favorecieron y se notó: lograron mantener el mismo ritmo que los McLaren entre curvas clave.
A medida que avanzaba la carrera, se hizo evidente que Alpine no solo estaba compitiendo; estaban disputando posiciones importantes. Max Verstappen, con su característico ímpetu, superó a Gasly en la última vuelta dejándolo sin el sexto puesto por escasas centésimas. Aunque esto dejó a Gasly desilusionado -«No quiero hablar de eso»- sus esfuerzos no pasaron desapercibidos.
Y si hablamos de Doohan, quien llegó con dudas tras su error anterior, terminó manteniendo la compostura y peleando hasta el final. Su desempeño ha sido suficiente para darle algo de estabilidad en un ambiente tan competitivo como es la Fórmula 1. Oliver Oakes y Flavio Briatore han visto cómo este joven piloto se va afianzando poco a poco entre los grandes nombres.
Las palabras del experimentado Oakes son reveladoras: «Ha hecho un buen trabajo… es difícil estar en una situación dura con tantos coches a tu lado». Y sí, parece que Alpine está comenzando a dar pasos firmes hacia arriba. Después de todo, nunca habíamos visto tanto potencial desde hace tiempo.