En una jornada llena de sorpresas y giros inesperados, el piloto alemán Pascal Wehrlein se coronó campeón en el E-Prix de Miami, un triunfo que ni siquiera llegó sin controversia. Lo curioso es que quien cruzó la meta en primera posición no fue quien se llevó el podio. Así es la Fórmula E: impredecible y a veces, un auténtico juego de azar.
A medida que avanzaba la carrera, las cosas se complicaron cuando apareció el coche de seguridad a solo cuatro vueltas del final. Fue un momento decisivo que arruinó las esperanzas de muchos, especialmente para Antonio Félix Da Costa, quien había dominado gran parte del evento. A pesar de su liderazgo, el uso estratégico del Attack Mode se convirtió en su peor enemigo.
Un reglamento que juega al despiste
El problema surgió porque algunos pilotos no habían agotado su energía extra cuando la carrera se reanudó tras la bandera roja. Las sanciones llegaron como un jarro de agua fría: 10 segundos que cambiaron todo. De repente, Norman Nato, quien había cruzado primero la línea de meta, vio cómo sus esfuerzos no le valieron más que un cuarto puesto mientras Wehrlein celebraba en lo más alto del podio junto a Lucas Di Grassi, que sorprendió al terminar segundo con su equipo Lola Yamaha.
No obstante, hay quienes aún tienen mucho por decir. Da Costa salió del circuito visiblemente decepcionado; sabía que tenía la victoria casi asegurada hasta ese inoportuno giro del destino. “Es una pena”, decía con rostro serio; “cuando estás luchando por el campeonato cada detalle cuenta”. No le faltaba razón.
A pesar del desmadre regulatorio, otros equipos encontraron motivos para sonreír. El equipo español CUPRA, por ejemplo, cerró con su mejor resultado hasta ahora al finalizar séptimo. Y aunque el día fue gris para algunos, los aficionados disfrutaron como nunca después de una década sin ver acción en Miami.
A medida que nos adentramos en esta emocionante temporada 2025 de Fórmula E, todos los ojos están puestos ya en Mónaco. La próxima cita promete ser igual o más intensa y esperemos que esta vez los pilotos lleguen con los deberes hechos para evitar sorpresas desagradables.