La Fórmula 1, ese apasionante mundo donde la velocidad y la adrenalina son protagonistas, se enfrenta a un nuevo reto. Esta vez, no se trata de neumáticos o motores, sino de algo mucho más complejo: los aranceles impuestos por Trump. En medio del bullicio del Gran Premio de Bahréin, el equipo Haas ha alzado la voz para compartir sus preocupaciones. Su fábrica en Oxnard, California, está sufriendo las consecuencias directas de estas decisiones políticas.
Un panorama complicado para Haas
En un comunicado que no deja lugar a dudas, Haas ha declarado que están viendo una caída dramática en la demanda de sus máquinas. Esto significa menos producción y menos horas extras en su planta. Con palabras claras y directas, han expresado su inquietud por cómo estos cambios podrían afectarles aún más. “Nos preocupa la reducción de aranceles sobre máquinas asiáticas”, comentan con preocupación desde el equipo.
A pesar de todo esto, el equipo asegura que su participación en la pista no se verá comprometida. “Todo sigue funcionando como siempre”, afirman mientras se preparan para afrontar nuevos desafíos en el campeonato. Aún así, es innegable que este trasfondo afecta a su base operativa y puede complicar aún más las cosas.
Con Esteban Ocon y el debutante Oliver Bearman a bordo, Haas busca mantener un ritmo competitivo tras haber cosechado buenos resultados recientemente. Sin embargo, mientras los pilotos luchan por los puntos en la pista, detrás de escena hay una lucha silenciosa contra estos cambios comerciales que nadie pidió.
“Volvemos aquí entendiendo mucho mejor el coche y siendo mejor equipo”, dice Ayao Komatsu, jefe del equipo. La esperanza está puesta en que las nuevas piezas funcionen como deberían. Mientras tanto, todos los ojos están puestos en Bahréin; ¿podrán superar este bache inesperado?