En 1984, un pequeño pero poderoso coche hizo su entrada triunfal en el mundo del automovilismo. El Peugeot 205, que debutó ese año, se convirtió rápidamente en un referente de los rallyes, desatando pasiones y dejando huella en la historia del motor. Pero fue en 1985 cuando realmente mostró su garra, enfrentándose a gigantes como Audi y Lancia. ¡Vaya rivalidad!
Una máquina de competición
La aventura comenzó con la creación de una versión de calle que nada tenía de simple. Con el Peugeot 205 Turbo 16, Peugeot no solo ofreció un diseño atractivo; escondía bajo su capó un motor turboalimentado capaz de deslumbrar a cualquiera. Imagina tener un coche que alcanzaba los 210 km/h y pasaba de 0 a 100 km/h en solo seis segundos. Así es como se forjó la leyenda.
A medida que avanzaba la temporada, Ari Vatanen y su compañero Timo Salonen empezaron a llevar el Peugeot al podio una y otra vez. En 1985, Salonen logró coronarse campeón del mundo tras cinco victorias. Pero lo más impresionante llegó en Montecarlo, donde Vatanen realizó una remontada épica que quedará grabada en la memoria colectiva del deporte.
A pesar del éxito, las sombras comenzaron a asomarse sobre este espectáculo automovilístico. La FIA tuvo que tomar decisiones drásticas tras varios accidentes fatales en rallyes. Aunque esto marcó el final de la era del Peugeot 205 en competiciones extremas, no acabó con su legado.
El espíritu indomable del Peugeot 205 encontró nuevos horizontes al participar en el Rally París-Dakar, donde también brilló con victorias legendarias en manos de pilotos como Ari Vatanen y Juha Kankkunen.
Cuarenta años después, no podemos más que rendir homenaje a este coche icónico que transformó la industria automovilística y dejó un legado imborrable entre los aficionados al motor. El Peugeot 205, sin duda alguna, sigue vivo entre nosotros.