En un encuentro cargado de tensión y emoción, el PSG se enfrentó a Flamengo en una final que prometía. La victoria por 2-1 parecía segura para los parisinos, pero con Filipe Luis al mando, el equipo brasileño no se rindió tan fácilmente. La historia de esta final fue un tira y afloja constante que llevó a ambos equipos hasta la tanda de penaltis, donde el portero Safonov emergió como el héroe inesperado.
Un inicio fulgurante
Desde el comienzo, las cosas no pintaban fáciles para el PSG. A pesar de contar con estrellas como Kvaratskhelia y Dembélé, la presión del Flamengo era palpable. El primer aviso llegó pronto cuando Fabián anotó un gol que fue anulado por fuera de juego; una jugada que dejó a todos con la miel en los labios. Pero eso no detuvo al PSG: su ataque era implacable y después de varios intentos fallidos, finalmente lograron marcar gracias a Kvaratskhelia tras un error garrafal del arquero Rossi.
A pesar de llevar la ventaja, el PSG se vio obligado a luchar contra una inesperada reacción del Flamengo. Un penalti discutido a favor del conjunto brasileño igualó las cosas y avivó aún más las llamas de la competencia. Con cada minuto que pasaba, los nervios aumentaban; Luis Enrique movía piezas desde la banda mientras Dembélé entraba al terreno buscando cambiar el rumbo del partido.
La prórroga estuvo llena de incertidumbre. Ambos equipos luchaban sin cesar por hacerse con el control, pero ningún bando lograba abrirse camino entre las defensas. Y cuando llegó la tanda de penaltis, todo estaba en juego: cuatro penales detenidos por Safonov dejaron al Flamengo al borde del triunfo, mientras que los fallos de Dembélé y Barcola parecían ser solo una cruel anécdota ante lo dramático del desenlace.
Aunque Filipe Luis se quedó con las manos vacías esta vez, su equipo demostró tener carácter y valentía ante uno de los gigantes europeos. El PSG ha conseguido otro título internacional, pero saben que este duelo fue mucho más que un simple partido; fue una batalla épica donde ambos equipos dejaron todo en el campo.