En el mundo del fútbol, hay momentos clave que pueden cambiar el rumbo de un club para siempre. Uno de esos momentos se dio cuando Ronaldo Nazario, uno de los delanteros más letales de todos los tiempos, estuvo a punto de vestir la camiseta del Atlético de Madrid. Hablamos de finales de los 90, cuando Ronaldo brillaba con luz propia en Brasil y su nombre empezaba a resonar en Europa.
Aquel joven talento deslumbró desde sus inicios en el Cruzeiro, donde ya dejaba claro que iba a ser una estrella. Pero fue su paso por el PSV Eindhoven lo que le catapultó al estrellato. En esas épocas, con tan solo 16 años, su potencial era evidente y muchos clubes ya estaban tras él. La historia cuenta que el Atlético estuvo muy cerca de llevarse al brasileño antes que otros grandes como el Barça o el Inter.
Un acuerdo fallido y un destino marcado
Rubén Cano, director deportivo del club en aquel entonces, recuerda cómo estuvo a punto de cerrar su fichaje: «Ronaldo estaba fichado, pero al final llegó el Tren Valencia». ¿Te imaginas? Un jugador como él en las filas rojiblancas podría haber cambiado la historia del Atlético para siempre. Tras negociaciones fallidas con Cruzeiro, donde no se llegó a un acuerdo por la mitad del pase, la oportunidad se escapó entre los dedos.
«Vi a un pibe que la rompía y sabía que tenía que actuar rápido», relata Cano sobre su primera impresión al ver al joven Ronaldo. Sin embargo, por diferencias económicas y decisiones dentro del club, esa posibilidad se esfumó. Al final fue Barcelona quien se hizo con sus servicios por una temporada mágica.
No podemos evitar preguntarnos cómo habría sido todo si Ronaldo hubiera aterrizado en Madrid. Tal vez esa llegada habría evitado momentos oscuros como el descenso a Segunda División en 2000 o las crisis institucionales que siguieron después. A veces parece que el destino juega con nosotros y nos deja con ganas de más.
A pesar de todo esto, la relación entre Ronaldo y Miguel Ángel Gil Marín ha permanecido cordial a lo largo de los años; ambos saben lo cerca que estuvieron de hacer historia juntos. Esas pequeñas decisiones marcan grandes caminos. Y así seguimos esperando qué otras sorpresas puede traer este emocionante deporte.

