El Sevilla llegó a Valencia con la necesidad de dejar atrás una racha de cinco derrotas en sus últimos seis partidos de LaLiga. Tras una dura caída en el derbi, el equipo había recuperado un poco la confianza gracias a su victoria en la Copa del Rey. Sin embargo, este duelo contra un rival directo por la permanencia se sentía como un verdadero reto, especialmente con ocho bajas que complicaban las cosas para Matías Almeyda.
Una defensa renovada y un debut destacado
En Mestalla, el Sevilla decidió volver a una defensa de cinco, adaptándose a las circunstancias del momento. Almeyda colocó a Gudelj como eje central por primera vez desde que tomó las riendas del equipo, mientras que el capitán empataba con Éver Banega como el séptimo extranjero con más partidos en la historia del club. Junto al serbio estaban Azpilicueta y Castrín, prefiriendo al gallego sobre otros jugadores como Ramón Martínez o Fábio Cardoso.
La estrategia fue clara: jugar con orden y sin arriesgar demasiado en la salida del balón. Esta táctica complicó bastante la vida al Valencia, que no lograba encontrar su ritmo. Con Mendy, Agoumé y Sow apoyando desde las bandas para respaldar a los centrales, los carrileros pudieron lucirse. Uno de ellos fue Oso, quien tuvo un debut notable en Primera División tras una gran actuación copera.
Con ideas claras y bien definidas, cada vez que se presentaba la oportunidad, el Sevilla buscaba jugar largo aprovechando los espacios detrás de la defensa valencianista. Aunque Akor Adams parecía beneficiarse más que Peque de esta estrategia, las ocasiones no se concretaron debido a decisiones erróneas y fallos en los remates.
Tras el descanso, el Sevilla comenzó a atacar más por las bandas y encontró su recompensa cuando un centro raso de Oso terminó golpeando en Tárrega antes de entrar en la portería. El canterano blanquirrojo brilló con varias recuperaciones y ganando casi todos sus duelos individuales.
A pesar de meterse atrás para contener los embates del Valencia tras realizar cambios desesperados sin éxito, lo inesperado llegó en tiempo extra: Alexis y Sow se complicaron entre ellos y dejaron el balón servido para Ugrinic, quien asistió a Hugo Duro para que firmara el empate (1-1). Al final del partido, los nervionenses se marcharon con una mezcla de decepción por haber dejado escapar dos puntos pero también con buenas sensaciones por haber vuelto a sumar.
Aunque hay muchas cosas por mejorar ante tantas limitaciones en plantilla debido a lesiones, lo cierto es que hoy mostraron una actitud admirable capaz de competir incluso en uno de esos escenarios difíciles. Ahora solo queda hacer valer ese punto conseguido en casa.