La Copa del Rey nos dejó una nueva jornada llena de emociones, aunque para el Leganés no fue precisamente un paseo. El Albacete, con un juego sólido y bien planteado, se llevó la victoria con un 1-2 que resuena como una alarma en Butarque. Marvel, en un intento por salvar la situación, terminó marcando en propia puerta y Lazo amplió la ventaja; mientras que Naim logró poner algo de picante al final del partido, aunque no fue suficiente para cambiar el rumbo de la historia.
Una afición apagada y un Lega perdido
Ayer, el frío caló hondo entre los aficionados del Leganés, quienes decidieron mostrar su descontento ante los pobres resultados. En este ambiente gélido, el encuentro comenzó sin mucha chispa. Los jugadores dirigidos por Paco López intentaron despegarse con algunas jugadas de peligro; Suleiman y Marvel pusieron a prueba al portero rival Raúl Lizoain desde el principio. Pero a medida que avanzaba la primera mitad, ese ligero destello se iba apagando.
El segundo tiempo fue otro cantar. El Albacete salió decidido a dejar su huella: un balón profundo encontró a Dani Bernabéu, quien buscó desviar lo inminente pero acabó metiendo el balón en su propia red. Fue entonces cuando Lazo aumentó la cuenta al rematar desde dentro del área tras una buena asistencia de Capi; así las cosas se complicaban aún más para los pepineros. Aunque Naim recortó distancias en el tiempo añadido con un gol que sirvió más como consuelo que como solución.
La afición local dejó sentir su frustración pitando a sus jugadores al finalizar el partido; es difícil ver cómo un equipo tan prometedor va perdiendo fuerza y confianza partido tras partido. La victoria del Albacete fue completamente merecida y brindó a sus 300 fieles seguidores desplazados una razón para celebrar.

