La vuelta que todos esperaban
Granada está de fiesta. Tras un periodo complicado, donde la ausencia de Bouldini se notó más que nunca, el delantero marroquí ha vuelto a los entrenamientos y con ello a la esperanza del equipo. No es solo un jugador; es esa chispa que puede encender el ataque y cambiar el rumbo de los partidos. Después de casi dos meses fuera debido a una inoportuna lesión en su tobillo, Bouldini apareció en el Reino de León no solo con muletas, sino con ganas de demostrar que todavía tiene mucho que ofrecer.
Su regreso no pudo llegar en mejor momento. La victoria frente a la Cultural fue celebrada por todo lo alto, pero lo realmente emocionante fue ver cómo Bouldini se movía en el campo durante sus escasos cuatro minutos de juego. Aunque un gol suyo fue anulado por una decisión bastante discutible, sus movimientos rápidos y su capacidad para crear espacios son precisamente lo que el Granada necesita.
Recuperando la esencia
Afrontar ahora la Copa contra el Tenerife será una prueba crucial para él. La meta: recuperar su mejor nivel y, ¿por qué no?, marcar ese primer tanto como rojiblanco. Y es que Jorge Pascual ha tenido que lidiar solo durante demasiados partidos con la presión del ataque. Bouldini viene a ser esa pieza clave que puede aportar frescura y fuerza en una plantilla ya bastante ajustada.
A medida que se van sumando jugadores al engranaje del Granada —con nombres como Astralaga o José Arnáiz también haciéndose notar—, queda claro que la llegada de Bouldini añade una nueva dimensión al equipo. No solo hablamos de números; hablamos de carácter y del deseo colectivo por resurgir tras tiempos difíciles. Así las cosas, cada partido es una oportunidad para brillar y demostrar que este equipo está listo para volar alto.

