En una noche que muchos recordarán, Vicky López se alzó como la estrella del Metropolitano. En un partido donde las expectativas estaban por las nubes, no solo hizo un golazo espectacular, sino que también dejó claro que tiene todo lo necesario para ocupar el puesto de Aitana Bonmatí en su ausencia. La decisión de Sonia Bermúdez de confiar en ella fue más que acertada; Vicky demostró ser una jugadora clave y su energía contagiosa elevó a todo el equipo.
Una España que va al ataque
Desde el primer minuto, España mostró su intención de cambiar el juego. Lejos de ese estilo algo más conservador, decidieron ir a por todas desde el principio. Lanzaron balones hacia la espalda de las defensas alemanas y casi logran abrir el marcador con una jugada brillante entre Esther y Aitana. Pero ahí estaba Vicky para recordarles a todos que este equipo está lleno de talento.
No fue fácil; Alemania presentó batalla con su impresionante plantilla. Sin embargo, España supo plantarle cara y aprovechar sus oportunidades, aunque hubo momentos de tensión cuando Anyomi estuvo a punto de marcar en los instantes finales del primer tiempo.
A medida que avanzaba el partido, Vicky dejó atrás un par de ocasiones en las que pudo haber disparado antes. Pero cuando llegó su momento, no dudó: acomodó la pelota con zurda y ¡zas! La mandó directo a la escuadra. Fue un gol cargado de emoción, especialmente porque lo dedicó a su madre.
No podemos olvidar la importancia del contexto: España ha sido imparable. De los últimos cinco torneos, hemos levantado tres trofeos y alcanzado dos podios más. Este es un momento dorado que debemos celebrar y valorar adecuadamente porque no siempre será así.
Cerca del final del encuentro, Jenni Hermoso entró al campo y se llevó una ovación emotiva del público. Su última imagen en este equipo debía ser memorable y lo logró con creces.
A pesar de los problemas logísticos para llegar al estadio –con colas largas y atascos– la afición hizo sentir su apoyo incondicional. Las jugadoras merecen estar bajo los focos siempre que juegan una final; no hay excusas.