Mientras Fran Garagarza se recupera de su reciente problema de salud, el engranaje del Espanyol continúa en marcha. Su equipo de trabajo, con Mao y Manolo a la cabeza, ha tomado las riendas y mantiene el rumbo claro. Aunque el director deportivo no esté presente físicamente, su legado y la estructura que ha implantado siguen muy vivos.
Una conexión sólida
El pasado 4 de noviembre fue un día complicado para Garagarza, pero gracias al cariño y apoyo incondicional de los aficionados blanquiazules, se siente arropado. En una emotiva carta, expresaba su gratitud y aseguraba que estaba al tanto de todo lo que sucede en el club. Y efectivamente, esa confianza se traduce en una comunicación fluida entre todos los estamentos.
La hoja de ruta que trazó desde su llegada sigue vigente. Alan Pace y Manolo González están trabajando codo a codo con el resto del equipo para asegurar que cada decisión cuente. ¡Y vaya si cuentan! Ayer mismo se reunieron para coordinar esfuerzos y mantener esa conexión inquebrantable que siempre han tenido.
No podemos olvidar el papel clave del fútbol base; es uno de los pilares fundamentales sobre los cuales Garagarza quiere construir un futuro brillante para el Espanyol. Desde su llegada ha insistido en métodos innovadores como la creación de comités para tomar decisiones estratégicas, algo que continúa dando resultados positivos.
Uno de sus mayores deseos es dejar una huella duradera en el club; un legado que perdure más allá de su paso por aquí. La nueva propiedad ya ha reconocido y valorado este esfuerzo, estableciendo una relación cercana con él. Alan Pace ha visto lo esencial del trabajo realizado hasta ahora y lo respalda firmemente.

