El pasado sábado, el estadio Di Stéfano se convirtió en el escenario donde Sergio Mestre brilló con luz propia. Nadie esperaba que este joven portero, una de las promesas del Real Madrid, fuera el elegido para ocupar la portería del Castilla ante el Cacereño. La mayoría apostaba por Javi Navarro, quien había sido titular en las anteriores ausencias del habitual Fran González. Sin embargo, Arbeloa decidió darle la oportunidad a Mestre y vaya si supo aprovecharla.
Un partido que marcó la diferencia
Mestre ya había tenido sus momentos esta temporada, incluso había sido titular en dos encuentros de la Premier League International Cup, pero nada se comparaba a lo que vivió en este partido liguero. A pesar de un campo anegado por la lluvia y unas condiciones difíciles, mostró una seguridad inquebrantable que sorprendió a todos. Desde su primera intervención hasta esa espectacular parada en un mano a mano cuando el marcador aún estaba 0-0, dejó claro que estaba ahí para demostrar su valía.
Y no solo eso: al final del encuentro pudo celebrar una victoria con portería a cero, algo que sin duda refuerza su moral y le da un empujón necesario en una temporada donde ha estado relegado al tercer puesto del banquillo. No es fácil lidiar con esa presión; siempre hay que estar preparado para lo inesperado y él lo hizo a la perfección.
Aunque su situación es complicada debido a los compromisos con el primer equipo —donde ya ha sido convocado varias veces— este triunfo podría ser el cambio que necesitaba. Para muchos aficionados del Madrid, ver a un chaval como Mestre brillar es un soplo de aire fresco en medio de tanta incertidumbre. Hay esperanzas puestas en él y tras esta actuación nadie puede dudar de su potencial.

