Las redes sociales se han convertido en un verdadero vertedero de odio, donde muchos aprovechan la anonimidad para desahogar sus rencores. Un reciente informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe) ha arrojado luz sobre esta oscura realidad. En él, se ha revelado que Lamine Yamal, el joven talento del Barça, es uno de los más atacados, acumulando nada menos que un 60% de los insultos que circulan en estos espacios digitales.
Un reflejo alarmante de la sociedad
Tomás Fernández, director de Oberaxe, no ha podido ocultar su preocupación al ver cómo los prejuicios negativos afloran con tanta facilidad. «Esa representación que supone este personaje público, con su origen y color de piel, desencadena una avalancha de ataques», señala. A su lado, Vinicius, estrella del Real Madrid, recibe un 29% de ese odio tóxico que inunda las plataformas sociales.
Pero esto no se detiene ahí; incluso otros jugadores como Mbappé o los españoles Nico Williams e Iñaki también tienen su parte proporcional del desprecio. Si miramos a los clubes, el Real Madrid es el campeón indiscutible con un 34% de menciones negativas, seguido muy cerca por el Barça con un 32%. Un triste podio que muestra cómo el deporte puede ser utilizado como arma para propagar mensajes agresivos.
Aquí no estamos hablando solo de palabras vacías; hay quienes creen que lo que dicen desde detrás de una pantalla no tiene consecuencias. «Lo que está pasando en el fútbol es un espejo distorsionado de nuestra sociedad», advierte Fernández. Mensajes destructivos como ‘mono’ o ‘deberías volver a tu país’ son solo ejemplos escalofriantes de cómo esta cultura del odio puede trasladarse a acciones físicas reales.
Así que reflexionemos juntos: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar? Las redes deberían ser un espacio para unirnos y celebrar nuestra pasión por el deporte, no para dividirnos con discursos llenos de veneno.

