El Sevilla ha comenzado a mostrar destellos de mejoría en su juego, y aunque el partido contra el Elche estuvo lleno de altibajos, al final se llevó una lección importante. Tras un arranque complicado, donde parecía que los puntos se habían esfumado como si nunca hubieran estado ahí, la afición comenzó a ver luces al final del túnel. Isaac Romero, con su gol tras cuatro meses sin marcar en casa, fue uno de esos rayos de esperanza. «Me han anulado tres goles y hemos tenido mil oportunidades; creo que merecimos más», dijo con frustración pero también con optimismo.
Un partido lleno de emociones
Con la llegada de nuevos fichajes como Azpilicueta y Mendy, el equipo se sentía revitalizado. Almeyda decidió cambiar su táctica a un 3-5-2, lo que trajo consigo una serie de caras nuevas en el once titular. Sin embargo, cuando todo parecía ir sobre ruedas y los aplausos llenaban el estadio, un despiste defensivo permitió al Elche empatar y luego adelantarse gracias a un golazo de Rafa Mir. Fue un golpe duro para la afición que empezó a recordar las frustraciones del pasado.
No obstante, lejos de desmoronarse, los blanquirrojos supieron reaccionar. Almeyda hizo ajustes inteligentes y realizó varios cambios que empezaron a dar resultado. La entrega sobre el terreno de juego fue notable; cada pase hecho por los jugadores era recibido con vítores desde las gradas. A pesar de no conseguir la victoria final, este equipo dejó claro que está dispuesto a luchar y hacer sentir su carácter en cada encuentro.
En definitiva, aunque todavía quedan errores por corregir si quieren aspirar a más, el Sevilla empieza a reconectar con su afición. Y eso siempre es un buen punto de partida para mirar hacia adelante con más optimismo.