La historia de Yeray Álvarez, defensa del Athletic Club, ha dado un giro inesperado. El 1 de mayo de 2025, tras un partido de la Europa League, el jugador se sometió a un control antidopaje que cambiaría su vida deportiva. La sorpresa llegó cuando se confirmó la presencia de canrenona, una sustancia prohibida que lo ha llevado a enfrentar una suspensión.
Un error inesperado y las consecuencias
A pesar de que Yeray no tenía intención alguna de doparse, la UEFA decidió imponerle una sanción de diez meses. En su comunicado, el Athletic Club dejó claro que la ingesta del medicamento estaba relacionada con un tratamiento contra la caída del cabello, prescrito para su pareja. Sin embargo, la normativa es clara: cada jugador es responsable de lo que consume.
La decisión fue tomada en agosto de 2025 y aunque hay un matiz comprensivo sobre el caso —la UEFA reconoció que no hubo malicia por parte del jugador—, las reglas son reglas. Desde el 2 de junio hasta el 2 de abril de 2026, Yeray estará fuera del campo. Pero ojo, porque podrá volver a entrenar con su equipo dos meses antes del final de su sanción.
Sin duda, esta situación deja mucho que pensar sobre los límites y responsabilidades en el deporte. En palabras del propio club: “El deportista debe verificar siempre si los medicamentos son permitidos”. Y eso nos hace reflexionar: ¿hasta dónde llega nuestra responsabilidad en lo cotidiano? Mientras tanto, este joven futbolista deberá adaptarse a un tiempo sin fútbol y esperar para volver más fuerte que nunca.