El sueño del Juvenil B del Real Madrid de alcanzar la final del Mundial de Clubes se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos. Con el corazón en un puño, los aficionados vieron cómo su equipo caía ante el Racing Club de Avellaneda por 2-1, en un partido marcado por errores que no se pueden pasar por alto.
Una tarde para olvidar
Desde el primer momento, quedó claro que no sería un paseo. A pesar de que los chicos dirigidos por Marcos Jiménez llegaron con ganas y buen juego, dos fallos individuales fueron suficientes para poner a los argentinos en ventaja. El primero llegó cuando Bautista Ezequiel, con un disparo lejano, batió a Guille Ponce, quien no logró contener el balón como debía. Y aunque el dominio era alterno, fue Racing quien supo aprovechar esos momentos de debilidad.
A lo largo del partido, los talentosos Bugarín, Yeremaiah y Enzo Alves intentaron darle la vuelta al marcador con numerosas llegadas peligrosas. Sin embargo, cada intento chocaba contra una defensa sólida. La segunda mitad trajo consigo más emoción y también más tensión; el intercambio de golpes se intensificó. Pero otro error crucial acabó sellando las esperanzas madridistas: una cesión arriesgada a Ponce terminó en gol para Aquiles Valentín.
Sin rendirse, los jóvenes blancos lucharon hasta el último segundo y lograron acortar distancias con un tanto de Alex Mora en tiempo añadido. Pero ya era demasiado tarde; el sueño se esfumó dejando una lección dura pero necesaria sobre la importancia de mantener la concentración hasta el pitido final.