En un momento donde la figura del árbitro ha estado más en el ojo del huracán que nunca, Fran Soto, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), se ha propuesto dar un paso al frente. Su misión es clara: innovar en la manera de gestionar el arbitraje, fomentar el diálogo con todos los actores involucrados y, sobre todo, recuperar el respeto por estos profesionales que tantas veces son vilipendiados.
Nuevas directrices y una mirada más humana
Soto ha delineado cinco pilares fundamentales que guiarán esta nueva etapa: transparencia, unidad de criterios, independencia, meritocracia y objetividad. Con estas bases, busca acercar a los árbitros a la sociedad y cambiar la percepción pública hacia ellos. ¡Ya era hora!
A partir de ahora, podremos conocer a los árbitros por su nombre completo, dejando atrás esa costumbre de ser identificados solo por sus apellidos. Además, las designaciones se anunciarán 24 horas antes del partido; una jugada pensada para proteger la figura arbitral ante posibles agresiones o presiones externas.
No se puede olvidar el papel del VAR en esta nueva estructura. Se introduce el concepto de VARPRO, dedicado exclusivamente a aquellos árbitros que no dirigen partidos en el campo. La idea es clara: darle más protagonismo al árbitro principal y utilizar el VAR solo para errores claros. Como bien dice Prieto: «Estoy convencido de que tenemos un nivel muy alto».
Soto también ha recordado algunos cambios cruciales en las normas arbitrales. Se enfocará más en las conductas temerarias durante el juego aéreo y se sancionará con mayor severidad los agarrones. El objetivo es claro: eliminar esas prácticas violentas que no tienen cabida en un deporte como el fútbol.
Todas estas decisiones están pensadas para proteger lo que amamos: nuestro fútbol. Un juego donde cada vez debemos poner más énfasis en erradicar comportamientos inadecuados y promover un ambiente más limpio y justo tanto dentro como fuera del campo.