En el mundo del fútbol, los culebrones son casi el pan nuestro de cada día, y el caso de Alexander Isak no iba a ser menos. Con el Newcastle en plena pretemporada en Seúl, donde se preparan para un emocionante partido contra el Tottenham este domingo, su entrenador, Eddie Howe, se ha visto arrastrado a una tormenta mediática que no parece tener fin. «No tengo ni idea de cómo va a acabar esta historia», confiesa Howe con una mezcla de resignación y desconcierto.
Un traspaso lleno de sorpresas
La situación se complica aún más después de que el Liverpool lanzara una propuesta mareante de 138 millones de euros por Isak, la cual fue rechazada por los ‘urracas’ sin que su técnico tuviera voz ni voto en la decisión. “Me enteré ayer mismo. Rechazaron la oferta antes de que yo supiera nada”, cuenta un Howe visiblemente alejado del bullicio administrativo del club.
Mientras tanto, Isak sigue recuperándose de una lesión en Zubieta, lejos del equipo y sin hablar con su entrenador sobre su situación. “Sé dónde está porque lo leo en los medios”, agrega Howe, dejando entrever lo difícil que es manejar esta relación cuando hay tanto ruido alrededor.
A medida que las cosas se desarrollan, la sensación es que la conexión entre Isak y el Newcastle podría estar llegando a su fin. Con rumores sobre Benjamin Sesko como posible sustituto ya flotando en el aire —un fichaje también codiciado por el Manchester United— los ‘geordies’ no pierden tiempo y parecen estar preparando su próximo movimiento con una oferta cercana a los 75 millones.
A pesar de todo esto, la pretemporada para Newcastle ha sido complicada: han sufrido duras derrotas ante equipos como Celtic y Arsenal. En medio del caos, Will Osula ha aprovechado la oportunidad ocupando el puesto vacante de Isak y ya suma dos goles; quizás sea él quien brille mientras las piezas empiezan a reordenarse dentro del club.