El técnico del Celta, Claudio Giráldez, no se desanima tras la reciente derrota ante el Stuttgart. Aunque el marcador no fue favorable, sus palabras reflejan una actitud positiva y un enfoque en las cosas buenas que se pudieron rescatar del encuentro. «Fue un partido muy completo», asegura Giráldez. Este enfrentamiento sirvió como una primera prueba para muchos jugadores que apenas comenzaban a acumular minutos en sus piernas.
Un aprendizaje necesario
A pesar de haber enfrentado a un rival con experiencia en la Europa League, Giráldez reconoce que hubo momentos en los que el Celta dominó el juego. «Hubo tramos donde tuvimos capacidad para hacer daño tanto en ataque posicional como en transición», explica el entrenador. Sin embargo, también admite que la falta de acierto fue evidente: «No tuvimos suerte en los metros finales y eso es algo que debemos trabajar».
El entrenador se muestra optimista ante el futuro inmediato del equipo. Destaca cómo varios jugadores están dando pasos adelante y cómo poco a poco se está formando un bloque sólido. «Nos estamos exigiendo más y cada vez veo al equipo más fuerte», añade con satisfacción.
Aunque aún queda camino por recorrer, sobre todo en términos físicos, Giráldez está convencido de que estos partidos son esenciales para mejorar: «Nos sirve para estar ahogados en ciertos momentos y aprender a pensar rápido bajo presión». La pretemporada no solo es tiempo de entrenar; es también momento de aprender, incluso cuando las cosas no salen como se espera.