La Eurocopa Femenina de 2025 se ha cerrado para España de una forma amarga, otra vez más. En una emocionante final contra Inglaterra, las nuestras se encontraron atrapadas en lo que muchos consideran un auténtico juego de azar: la tanda de penaltis. Con el marcador empatado (1-1) tras el tiempo reglamentario y la prórroga, el destino del equipo se decidió desde los once metros. Y, desgraciadamente, no salió bien.
Una historia repetida
Recordemos que esta no es la primera vez que España sufre este tipo de decepción. Ya sucedió en 2017, cuando nos despedimos del torneo tras un empate sin goles ante Austria y un fallo fatídico en la tanda (3-5). Silvia Meseguer fue quien dejó escapar esa oportunidad y desde entonces hemos tenido una relación algo tóxica con los penaltis.
Aunque no volveríamos a enfrentarnos a esta lotería hasta los Juegos Olímpicos de 2024, donde logramos avanzar a semifinales gracias al acierto desde el punto penal, hoy hemos vuelto a encontrarnos con nuestra sombra. Mariona Caldentey y Alexia Putellas fallaron ante Suiza en cuartos y ahora Patri Guijarro, Aitana Bonmatí y Salma Paralluelo han sido quienes dejaron escapar el sueño frente a Inglaterra. Un golpe duro para unas jugadoras que han demostrado su valía durante todo el torneo.
Irene Paredes lo resume perfectamente: “Sabemos hacerlo mejor”, pero hoy simplemente no fue nuestro día. Las campeonas suelen tener ese toque de suerte que nosotros echamos en falta. Mientras las lágrimas caen sobre el césped de Basilea, nos preguntamos qué tendría que haber sido diferente. La Eurocopa nos deja con sabor agridulce; tenemos talento para dar y mucho por mejorar.