En el vibrante mundo del fútbol, donde cada segundo cuenta, Xabi Alonso ha encontrado una forma magistral de utilizar esos momentos de pausa que a muchos les parecerían insignificantes. Durante el Mundial de Clubes, las pausas para hidratarse se han transformado en un auténtico taller táctico donde el entrenador tolosarra reconfigura su equipo sobre la marcha.
Imagina la escena: los jugadores se reúnen alrededor de Xabi mientras beben agua, y él no pierde un instante. Con mirada aguda y papel en mano, empieza a hablar con cada uno, ajustando posiciones y estrategias al vuelo. Esos primeros 30 minutos son cruciales; a menudo, el Real Madrid llega con el viento en contra. Pero ahí es donde entra en juego su talento para gestionar esos tiempos muertos. “No voy a decir que nuestros goles sean solo fruto de esas charlas”, dice con humildad, “pero sí hemos discutido algunas jugadas clave durante esas pausas”.
Un cambio radical en la dinámica
Con rivales bien organizados y peligrosos al contragolpe, el Madrid ha tenido sus momentos de duda. Pero cuando parece que todo está estancado, aparece Xabi como un faro. Esa pausa se convierte en una conversación corta pero efectiva; reorganiza todo hasta dar con la clave correcta. Como bien lo señala Roberto Palomar en MARCA: “Xabi tiene el mando de la Play y sabe qué botones tocar”. Y vaya si lo ha demostrado.
No es casualidad que después de cada parón, el equipo salga renovado y más fuerte. Gonzalo anotó justo tras una pausa contra los saudíes; Bellingham hizo lo propio contra Pachuca apenas terminó la charla táctica. Cada vez que hay un respiro para tomar agua, hay también una oportunidad para cambiar la narrativa del juego.
Xabi no espera al descanso para hacer cambios; él actúa rápido porque sabe que cada detalle cuenta. Mientras algunos jugadores buscan aire entre jugada y jugada, él repasa mentalmente lo que debe mejorar: “Si algo falla, hay que arreglarlo ya”, parece pensar mientras mueve piezas aquí y allá.
A medida que avanza el torneo, queda claro que su capacidad para leer el partido es excepcional. No solo mantiene la calma bajo presión; también inspira confianza a sus jugadores cuando más lo necesitan. Así es como Xabi Alonso utiliza esos breves instantes para cambiar el destino del juego.