El Bayern de Múnich y el Paris Saint-Germain se preparan para un nuevo duelo, pero este choque trae a la memoria una herida que aún duele. Era agosto de 2020 cuando los parisinos se encontraron frente al gigante alemán en la final de la Champions League, un momento que marcó a fuego el corazón de sus seguidores.
Aquella noche del 23, el mundo estaba patas arriba por la pandemia, y sin público en las gradas, el ambiente era extraño. Sin embargo, había esperanzas puestas en Kylian Mbappé, quien con solo 21 años soñaba con alzar su primera orejona. Pero no fue así. El Bayern venía lanzado tras deshacerse del Barcelona con un aplastante 8-2 y dejó claro que no iban a regalar nada.
Un desenlace cruel
Con un partido cerrado y lleno de tensión, todo se decidió por un detalle: un cabezazo de Kingsley Coman en el minuto 59 sentenció el encuentro. La frustración se hacía palpable; Mbappé, quien durante toda la temporada había sido letal frente al arco rival, no pudo encontrar su momento estelar. Mientras los bávaros celebraban su sexta Champions y una temporada impecable, para el PSG comenzaba una cadena de desilusiones que acabarían costando caro.
La salida gradual de sus grandes estrellas —primero Di María, luego Messi y Neymar— terminó con la marcha del propio Mbappé rumbo al Real Madrid. Ahora, cinco años después, ambos equipos vuelven a encontrarse en otro Mundial de Clubes. Pero hay algo diferente: Kylian ya no está para intentar vengar aquella amarga derrota.