La expedición del Atlético de Madrid sabe que lo que tienen por delante no es un camino fácil, pero también son conscientes de su capacidad para dar la sorpresa. Con el objetivo claro de golear al Botafogo y avanzar a octavos, han dejado atrás la tristeza tras el revés contra el PSG y están listos para luchar. Antoine Griezmann, con su famoso tatuaje de «nunca nos rendimos» como mantra, lidera esta cruzada.
La unión hace la fuerza
Después de esa dura noche asimilando una nueva realidad, los rojiblancos se han reunido para conjurarse. La consigna es clara: hay que ganar por al menos tres goles y demostrar que están hechos de otra pasta. El rival, aunque formidable y defensivamente sólido —como bien apuntó Luis Enrique—, no puede amedrentarles. Desde aquel 3-0 encajado hace meses, los jugadores saben que deben estar a la altura del reto.
Bajo el mando de Simeone, todos deben remar en la misma dirección. Este técnico argentino ha sido clave en cada paso del club; un verdadero motivador que ha transformado al Atleti en una institución respetada. Después de superar obstáculos enormes para llegar hasta aquí —incluso dejando atrás a gigantes como Barça— ahora enfrentan otro desafío: dejar atrás al Botafogo.
A pesar de las dudas, hay algo claro entre ellos: si alguien puede lograrlo, ese es el impredecible Atlético. Saben que su historia está llena de sorpresas; a veces caen en tropiezos incomprensibles, pero otras tantas protagonizan hazañas dignas de recordar. Y es justo eso lo que les mantiene vivos: nunca dejar de creer en sí mismos.
Así que ahora toca concentrarse y pelear con todas sus fuerzas para pasar a la siguiente ronda. Porque este equipo lleva consigo un lema poderoso: «Nunca te rindas». Esa fe inquebrantable puede ser el motor necesario para lograr la victoria deseada ante Botafogo.