David Coote, el árbitro que estuvo en el ojo del huracán tras organizar una fiesta de drogas durante un partido, ha decidido dejar atrás ese oscuro capítulo de su vida. A sus 42 años, este hombre que alguna vez fue señalado como el ‘árbitro maldito’ ahora se enfrenta a la realidad trabajando como repartidor para una empresa de mensajería. «Intento avanzar y recuperar la responsabilidad», dice Coote, quien parece tener claro que no quiere mirar hacia atrás.
Un nuevo comienzo en Newark
Tras ser suspendido por la Premier League y enfrentar un duro revés profesional por sus actos irresponsables, David ha encontrado un nuevo rumbo. «Sólo intento ganarme la vida honradamente», comparte con determinación mientras realiza sus entregas cerca de su casa en Newark (Nottinghamshire). Aunque reconoce que este empleo no es su futuro ideal, le da la oportunidad de mantener ocupada su mente y pasar más tiempo con amigos y familiares.
A pesar del estigma asociado a su pasado, quienes lo conocen aseguran que “es un gran chico que perdió su carrera por estupidez”, tal como él mismo admite. La gente espera que algún día vuelva al fútbol; después de todo, el deporte necesita figuras competentes como él. Pero hasta entonces, como dice un amigo cercano: “tiene que pagar las cuentas”.