Elche. La alegría desbordante del Elche se palpa en cada rincón tras un partido que quedará grabado en la memoria colectiva. Eder Sarabia, el hombre detrás de este éxito, no podía ocultar su felicidad después de que su equipo sellara el ascenso a Primera división con una contundente victoria de 0-4 ante el Deportivo. “¡Nos lo merecemos! Ahora es momento de disfrutar”, exclamaba lleno de emoción mientras los aficionados celebraban en las gradas.
Un viaje lleno de emociones
El técnico recordaba con nostalgia todo el camino recorrido. “Recuerdo el proceso, el creer, superar las dificultades y la gran unión que hemos tenido. Nos hemos convertido en una familia”, decía Sarabia con un brillo especial en sus ojos, mientras reflexionaba sobre los sacrificios y esfuerzos compartidos por todos: jugadores, staff y fans.
Y es que esta victoria no era solo un logro personal; para él, era un triunfo colectivo. Con cada palabra sentía cómo revivía momentos clave de la temporada y cómo, juntos, habían logrado superar obstáculos inimaginables. Después del pitido final, su primera reacción fue buscar a su padre para compartir ese abrazo cargado de emociones que tanto anhelaba: “Le voy a dar un abrazo y nos vamos a poner a llorar”. Y así fue.
Sarabia también tenía claro que quería cumplir con una promesa hecha hace tiempo: “Vamos a hacer una parte del camino de Santiago”, aseguraba sonriente mientras se dejaba llevar por la euforia del momento.
En la rueda de prensa posterior al partido, con su camiseta que proclamaba “Hemos vuelto” como insignia de la conquista lograda, se mostraba agradecido y emocionado. Tras ser empapado por sus compañeros con agua (una tradición ya), destacó lo importante que había sido generar alegría para toda la afición: “Generamos alegrías y hacemos felices a mucha gente”.
Sarabia también aprovechó para reconocer lo difícil que había sido el trayecto hasta aquí. “Siempre hay momentos difíciles”, admitía, pero había algo más grande en juego: “Hemos tenido tan clarísimo que lo conseguiríamos gracias al apoyo incondicional del público”. Las palabras resonaban como una melodía entre los presentes.
Agradeció profundamente a todos los seguidores por su apoyo constante durante estos meses llenos de retos. Al final del día, ese ascenso es solo una parte más del sueño conjunto que han ido construyendo día tras día.
Con pensamientos aún frescos sobre celebraciones venideras donde promete sacar bengalas y quemar tracas, dejó claro algo crucial: su deseo firme de continuar al mando del equipo. Con Christian Bragarnik compartió un sentido abrazo donde reafirmó sus intenciones: “Eso es lo que quiero”. Y así queda claro; cuando uno está feliz y respaldado por su entorno laboral todo parece posible.