Desde que Todd Boehly y su equipo se hicieron con las riendas del Chelsea en 2022, el club ha vivido una auténtica montaña rusa. Han metido más de 1.000 millones de euros en fichajes en solo tres ventanas de mercado, buscando resucitar a un gigante que ha estado a la sombra. Sin embargo, el camino hacia la gloria no es tan sencillo como parece y está lleno de contradicciones.
Un vestuario atiborrado
Una de las cosas más sorprendentes de esta nueva era es la acumulación masiva de jugadores. ¡Sí, has leído bien! El Chelsea tiene actualmente 55 futbolistas profesionales en nómina. Imagínate eso: entrenamientos donde se agrupan hasta 30 jugadores, todo un desafío para cualquier entrenador que busque cohesión y estrategia.
En este mar de incertidumbres, Enzo Maresca ha asumido el timón con astucia. Su primer año al mando no ha sido fácil, pero gracias a su manejo táctico ha conseguido llevar al Chelsea nuevamente a la Champions League y también a la final de la UEFA Conference League. Ha tenido que hacer malabares entre dos bloques distintos para mantener al equipo fresco y competitivo.
Maresca, discípulo del gran Pellegrini, entiende que manejar tantas piezas es complicado. Pero ha sabido motivar a los jugadores; en un plantel tan extenso como el del Chelsea, sería muy fácil caer en la apatía. Y lo mejor es que lo está logrando sin perder la esencia táctica del equipo.
Aunque el modelo impulsado por Boehly busca construir un futuro brillante apostando por jóvenes talentos y contratos largos —un enfoque más típico del deporte estadounidense— hay dudas flotando en el aire sobre su efectividad. La inexperiencia junto con presiones externas han dejado varios fichajes millonarios sin demostrar realmente su valor ni su proyección.
La gran pregunta ahora es si este ambicioso modelo podrá sostenerse a largo plazo mientras más inversores americanos llegan al fútbol inglés. Clasificarse para Champions o conquistar Europa podría marcar un punto de inflexión crucial para un Chelsea que anhela volver a reinar pero aún necesita convertir su poderoso músculo financiero en una estructura deportiva sólida.