En el corazón de Polonia, en el Stadion Wroclaw, todas las miradas están puestas en Antony Matheus dos Santos. Este talentoso brasileño no solo es una estrella brillante del Betis, sino que además tiene la oportunidad de hacer historia al buscar su primer título continental en la final de la Conference League contra el Chelsea. La afición verdiblanca está emocionada, y Antony lo sabe. Después de todo, este encuentro representa mucho más que un simple partido; es la culminación de una cesión que le devolvió a la vida futbolística.
Una decisión valiente
Recordemos que a principios de año, cuando parecía que su carrera estaba estancada en un Manchester United que había pagado casi 100 millones por él, Antony se enfrentó a una elección crucial. Tenía varias ofertas sobre la mesa, algunas incluso provenientes de clubes con bolsillos mucho más profundos. Pero él escuchó a su corazón y eligió al Betis. «Cuando surgió el Betis, sentí que fue Dios quien me calmó y me dijo que todo iba a salir bien», compartió Antony en una entrevista reciente con la UEFA. Y vaya si tuvo razón: cada día se siente más feliz y conectado con el club.
En tan solo cuatro meses desde su llegada a Sevilla, ha sido capaz de reencontrarse consigo mismo. Sus números hablan por sí solos: ocho goles y siete asistencias en 24 partidos han hecho del brasileño una pieza clave para Manuel Pellegrini. Su último baile con el escudo de las Trece Barras podría ser este miércoles, aunque su futuro aún es incierto.
A medida que se acercan las semanas posteriores a esta gran final, los aficionados del Betis esperan ansiosos saber si podrán seguir disfrutando de su magia en el campo. ¿Podrá Antony seguir deslumbrando? Todo dependerá no solo de sus decisiones personales sino también del club y del deseo del Manchester United.
Mientras tanto, la emoción crece aún más para Antony: acaba de recibir una noticia maravillosa—su inclusión en la convocatoria del seleccionador Carlo Ancelotti para representar a Brasil. El Betis le ha dado un nuevo aire y ahora quiere devolver ese cariño levantando el trofeo antes de definir qué será de su carrera.