Las Palmas. La temporada 2024-25 ha sido un auténtico viaje en montaña rusa para la UD Las Palmas, que acaba de caer a Segunda División. Un descenso que, lamentablemente, no sorprendió a nadie y que es fruto de una cadena de decisiones erróneas. Desde una planificación veraniega desastrosa hasta fichajes que no dieron la talla, pasando por cambios de entrenador mal gestionados y un estilo de juego completamente fuera de lugar.
A medida que avanzamos en esta crónica, nos encontramos con los rostros caídos de los jugadores, que no han podido ocultar su frustración. ¿Qué pasó con esa esencia canaria que antes iluminaba el campo? Ahora, toca reconstruirse y aprender del pasado para volver a brillar.
Esperas fatales y decisiones cuestionables
Todo comenzó cuando la directiva decidió esperar por Luis Carrión. El problema fue que su llegada se retrasó debido a su compromiso previo con el Real Oviedo. Esto marcó el inicio de una temporada llena de desajustes. Con una plantilla renovada —14 nuevos fichajes— muchos aficionados esperaban un cambio radical, pero lo cierto es que las expectativas se fueron al traste rápidamente. McBurnie tardó meses en marcar su primer gol y Jaime Mata ni siquiera ha logrado estrenarse todavía.
Además, Álex Muñoz fue un fiasco tanto en defensa como en ataque, mientras que otros como Fuster o Marvin apenas dejaron huella en el equipo. El caso más alarmante fue Iván Gil, quien ni siquiera llegó a debutar. Solo unos pocos lograron cumplir con lo esperado; un triste balance para quienes siguen al club.
El espejismo del nuevo comienzo
Tras despedir a Carrión por una racha horrible —nueve partidos sin ganar— llegó Diego Martínez como salvador. Su debut ante el Valencia hizo renacer algo de esperanza entre los seguidores amarillos; parecía que todo iba mejorando e incluso había promesas de una racha Champions. Pero ¡vaya decepción! Este espejismo pronto se disolvió y 2025 comenzó con la caída definitiva: dos victorias en 18 partidos.
Cerrar la puerta a la cantera: un error garrafal
Añadiendo sal a las heridas está el abandono casi total de nuestra querida cantera, uno de los pilares históricos del club. Solo dos canteranos tuvieron minutos: Bassinga y Valentín Pezzolesi; mientras tanto, se optó por desconocidos como Pelmard sin aportar nada positivo al grupo. Este desprecio hacia nuestra base ha sido duramente criticado por exjugadores como Ángel López, quien dejó claro que mientras siga este modelo liderado por Tonono no veremos cambios significativos.
Con cada derrota y cada decisión fallida nos preguntamos: ¿qué futuro le espera ahora a la UD Las Palmas? Una reconstrucción es urgente si queremos recuperar aquella esencia brillante del pasado.