En una tarde cargada de tensión y nervios, el Girona se jugaba más que tres puntos en su visita al Valladolid. Era una cuestión de vida o muerte, un partido que debía ganar a toda costa para mantener la esperanza de permanencia en la Primera División. Y cómo no, el destino quiso que fuera Stuani, ese delantero siempre fiable, quien se encargara de sellar la victoria con un gol que resuena con fuerza en Montilivi.
El equipo de Míchel había estado luchando contra la mala racha y la falta de confianza durante semanas. No era fácil ver a un Girona que competía con orgullo en la Champions League enfrentándose ahora a una lucha por evitar el descenso. Pero este encuentro les brindó un soplo de aire fresco: los tres puntos conseguidos en el José Zorrilla colocan al equipo gerundense en una situación más cómoda, sumando ya 41 puntos. Aunque Míchel señala que todavía son necesarios 42 para asegurar la salvación.
Una jornada crucial
Con esta victoria, los blanquirrojos se alejan del peligro inmediato, dejando atrás a rivales como Las Palmas y Leganés, quienes aún deben afrontar sus respectivos partidos. Si las cosas salen bien y nuestros vecinos no consiguen sumar, ¡la salvación sería matemática! Y aunque queda mucho por jugarse, sobre todo con duelos directos por delante, hay motivos para sonreír.
Míchel regresó al banquillo tras unos días complicados y mostró una energía renovada desde el primer minuto del partido. Hizo varios cambios en su alineación; introdujo a Juanpe y Oriol Romeu por los sancionados Krejci y Yangel Herrera. Y aunque Stuani comenzó desde el banquillo debido a unas molestias en la pierna, su presencia se hizo sentir cuando fue necesario.
Aquí estamos todos juntos, animando a nuestro equipo porque sabemos que cada punto cuenta y cada partido es una nueva oportunidad para demostrar lo que somos capaces de hacer. La afición respira un poco más tranquila tras esta victoria: ¡vamos Girona!