En el mundo del fútbol, el deseo de ganar una Liga es casi un mandato. Pero, ¿qué pasa cuando ese anhelo se convierte en un espejismo? En la última jornada del Clásico, vimos a un Real Madrid que no solo carecía de motivación, sino que también se entregaba a los celos y la frustración. Con LaLiga ya en manos del Barça tras marcar cuatro goles en tan solo 25 minutos, los madridistas parecían haber tirado la toalla.
¿Dónde está la lucha?
Bellingham, uno de los pocos que aún intentaba hacer algo en el campo, parecía más perdido que nunca. Esa falta de trabajo y entrega nos lleva a preguntarnos: ¿realmente quieren este título? El desafío es grande y los partidos son muchos, pero lo mínimo que podemos esperar es que lo demuestren en esos momentos cruciales. Ayer, sin embargo, quedó claro que había una desconexión alarmante. No es solo un partido perdido, sino un reflejo de una temporada donde las dudas parecen más grandes que las certezas.