Valencia se encuentra ante un verano lleno de movimiento en su portería. Con el adiós a Mamardashvili y Jaume, el regreso de Rivero y la necesidad de fichar un segundo portero, el clima es todo menos tranquilo. La situación está lejos de ser sencilla, sobre todo después de que la pasada pretemporada comenzara con una plantilla que contaba con cuatro porteros, algo que resulta casi absurdo teniendo en cuenta las restricciones económicas impuestas por Peter Lim en los últimos años.
Aquel planteamiento estaba destinado a cambiar tras la venta programada de Mamardashvili al Liverpool. Sin embargo, ese acuerdo no salió como se esperaba y dejó al club con tres arqueros con salarios elevados. Aunque se logró ceder a Rivero al Albacete, fue una estrategia a medias: le renovaron hasta junio de 2026 sin conseguir así aliviar la carga económica.
Un futuro incierto para los porteros
A día de hoy, Jaume ya ha recibido la noticia de que no le renovarán su contrato. Este lunes marcó un año sin vestir la camiseta del Valencia, lo cual es un hito triste tras diez años defendiendo el arco del equipo. Por su parte, Mamardashvili inicia una nueva etapa en Liverpool, mientras que Dimitrievski se mantendrá como titular. Rivero regresa tras una cesión poco fructífera; no ha logrado hacerse un nombre y estará cumpliendo su último año en Mestalla.
Con este nuevo escenario, Corberán, el técnico milagro de Cheste, busca otro guardameta que compita mano a mano con Dimitrievski. Aumentar la competencia es crucial para él, especialmente después de haber sacado al Valencia de una situación tan complicada. La dirección deportiva ya tiene algunas opciones en mente para reforzar esta posición clave del equipo y está claro que los gastos bajo palos van a reducirse significativamente con las salidas de dos altos salarios como son Mamardashvili y Jaume.