En el corazón de Tenerife, la afición blanquiazul se siente traicionada. La frustración por las decisiones arbitrales ha llegado a un punto álgido y este domingo, en el Heliodoro, tienen un plan para dejarlo claro. Con 5.000 cartulinas negras que serán repartidas por la Federación de Peñas, buscan expresar su descontento con lo que consideran un trato injusto hacia su equipo.
Las últimas jornadas han sido una montaña rusa de emociones. ¿Cómo no va a doler que les anulen goles importantes o que no piten penaltis claros? Especialmente cuando esos momentos pueden ser cruciales en su lucha por mantenerse en Segunda. Cada vez que ven a sus jugadores esforzándose en el campo, sienten que hay una mano invisible que les impide alcanzar lo que merecen.
Una protesta simbólica con un mensaje claro
“No pedimos regalos”, reza el comunicado de las peñas, “pero tampoco que nos quiten lo que nuestros jugadores se están ganando”. Este grito resonará en la grada de San Sebastián durante la salida de los equipos y del trío arbitral al terreno de juego. Porque todos saben que cada error arbitral pesa como una losa sobre sus esperanzas.
Anthony Landazuri, uno de los pilares del equipo, mantiene viva la llama de la esperanza: “Todos los partidos son finales y no podemos fallar”. En medio del ruido y las críticas, él cree firmemente en la posibilidad del milagro. “Vamos a luchar hasta el final”, añade con determinación.
Así es como la comunidad tinerfeña se une ante una adversidad común; porque más allá del fútbol, esto es una cuestión de orgullo y justicia para ellos. Cada fin de semana deberían disfrutar del espectáculo sin tener que cargar con errores tan evidentes e injustos. Al final, solo quieren ver a su equipo brillar como realmente merece.