En un rincón de Pamplona, El Sadar se prepara para acoger un partido que promete ser más que solo fútbol. Osasuna y Girona llegan a este choque cargados de tensión y urgencias, con la necesidad de reaccionar antes de caer en el abismo del descenso. Las cosas no están fáciles para ninguno de los dos, y el clima entre aficiones es palpable.
¿Cómo llega Osasuna?
Después de un nuevo empate que sabe a poco contra Leganés, los rojillos están desesperados por sumar tres puntos que les den algo de aire en su lucha por la salvación. La impaciencia se siente en cada grada; ver a su equipo caer libremente no es lo que esperaban. Una victoria podría traer algo de calma a un vestuario que está bajo presión. Aunque Bryan Gil sigue fuera por lesión, Vicente Moreno tiene el resto del plantel listo para enfrentar a un Girona que ha sido su talón de Aquiles en las últimas temporadas.
Y el Girona, ¿qué tal?
Por otro lado, el Girona llega con una racha desastrosa, acumulando ocho jornadas sin conocer la victoria tras perder ante Alavés. Han ganado solo uno de los once partidos disputados en esta segunda vuelta, cuando todos pensaban que podrían dar la sorpresa. Sin competiciones europeas ni copas nacionales desde hace tiempo, esperaban aprovechar estas semanas limpias para trabajar y mejorar su juego. Pero nada parece funcionar como debería; la sombra del descenso acecha y quieren dejar claro frente al Osasuna que aún tienen mucho por luchar.
El duelo estelar: Budimir vs Stuani
Aquí es donde las cosas se ponen emocionantes: Budimir, goleador croata del Osasuna con 15 tantos este año, se enfrenta a Stuani, el veterano ariete del Girona. Ambos equipos dependen más que nunca de sus delanteros; si Budimir no estuviera ahí anotando goles, el panorama sería oscuro para los rojillos. Por su parte, Stuani lleva seis goles esta temporada pero necesita recuperar esa chispa que lo hizo brillar en años anteriores.
No hay espacio para errores; cada punto cuenta en este momento crítico. La predicción es complicada: ambos parecen estar atrapados entre la espada y la pared. ¿Un empate? Podría ser lo mejor para evitar caer aún más cerca del desastre.