En Butarque, el ambiente solía ser de alegría y esperanza, pero últimamente esa felicidad se ha visto empañada por una sombra de incertidumbre. La situación del Leganés es crítica. Con once jugadores al borde de la salida y el equipo hundido en los puestos de descenso, la cosa pinta fea. Entre ellos destacan nombres como Dani Raba, Rosier y Neyou, que podrían no tener futuro si la temporada termina en fracaso.
Un desenlace incierto
A pesar de haber logrado hazañas memorables este año, como vencer al Barcelona y al Atlético, el equipo dirigido por Borja Jiménez ha caído en un bache preocupante. De repente, la solidez que mostraban se ha desvanecido; los errores individuales han costado puntos valiosos y ahora están contra las cuerdas. El descenso tras haber saboreado el ascenso sería un golpe duro tanto en lo deportivo como en lo económico.
Y para colmo, la falta de avances en las renovaciones está dejando a muchos jugadores con un pie fuera del club. Dmitrovic, Neyou y compañía ven su futuro incierto mientras el entrenador también se enfrenta a su despedida a final de junio. La inquietud aumenta cuando nos enteramos de que Txema Indias, el director deportivo que tantos planes tenía para el futuro del club, tampoco continuará.
Las palabras del capitán Sergio González resuenan entre sus compañeros: «Debemos luchar hasta el final». Con diez jornadas por delante para decidir si continúan entre los grandes o vuelven a empezar desde abajo, cada partido cuenta. Y aunque aún dependen de sí mismos, enfrentarse a gigantes como Real Madrid y Barça no será tarea fácil.
Por si fuera poco, algunos internacionales como Cissé o Tapia ya están pensando en sus selecciones mientras Neyou regresa lesionado después del partido contra el Betis. Sin duda alguna, estos días serán cruciales para un Leganés que necesita más que nunca unir fuerzas y dejar atrás las dudas.