Raúl Asencio, un nombre que resuena cada vez más fuerte entre los aficionados del Real Madrid. Este joven central ha irrumpido en el primer equipo como una auténtica revelación, y lo ha hecho a lo grande. Junto a Rüdiger, han formado una de las parejas defensivas más sólidas de Europa, y su talento quedó al descubierto durante el enfrentamiento contra el City.
El arte del pase largo
Pero la historia de Asencio no se queda solo en su faceta defensiva. Lo cierto es que su visión de juego y su capacidad para realizar desplazamientos largos le han permitido sobresalir también como asistente. En su debut oficial con el equipo blanco, dejó boquiabiertos a los presentes con un pase magistral a Bellingham, quien definió sin complicaciones.
“Entré al campo y enseguida vi cómo se movía Bellingham. Es increíble jugar al lado de estos cracks; ellos facilitan todo”, comentaba Asencio tras ese emocionante partido contra Osasuna. Sin duda, este chico no tiene miedo de asumir riesgos y está aquí para dejar huella.
Pero lo que muchos no saben es que esta habilidad no es fruto de la casualidad. Raúl González, su antiguo entrenador en el Castilla, nos revela: “En los entrenamientos ha podido repetir 1.000 veces lo de las diagonales”. Así es como se forjan los grandes jugadores: a base de práctica constante y dedicación.
Su destreza quedó patente nuevamente ante el Manchester City, donde volvió a asistir a Mbappé para abrir el marcador con un pase milimétrico. “Ojalá pueda seguir ayudando al equipo así. Vi perfectamente el movimiento y suerte que logré ponerle un buen balón”, aseguraba Asencio después del encuentro.
No cabe duda de que este chico cuenta con todas las cualidades necesarias para triunfar en una posición tan exigente como la de central: personalidad desbordante, velocidad e inteligencia táctica son solo algunas de sus virtudes. Con solo 35 años sobre la espalda y mucho camino por recorrer, Raúl Asencio promete ser una figura clave en la defensa blanca durante años venideros.