El 20 de febrero de 2020 fue una fecha que quedó marcada a fuego en la historia del Málaga CF. Ese día, José María Muñoz hizo su aparición en las oficinas del club, asumiendo el cargo de administrador judicial. Desde entonces, han pasado cinco años llenos de desafíos y cambios, desde una pandemia global hasta un descenso doloroso a la Primera Federación, seguido por un regreso al fútbol profesional que no ha logrado devolver la confianza a los aficionados.
Un viaje incierto y complicado
Hoy en día, la figura de Muñoz genera una mezcla de emociones entre los malaguistas. Muchos se sienten decepcionados y cansados ante su prolongada presencia en el club. En sus propias palabras, él mismo pensaba que iba a estar solo un año o año y medio: «No me atrevería a decir cuánto queda, para no equivocarme», confesó recientemente en una entrevista.
Aquella primera vez que se presentó como un hombre sencillo que prefería comer patatas fritas con huevo en su despacho parece ya parte de otra era. Ha pasado del anonimato a convertirse en una figura mediática junto al presidente de LaLiga, Javier Tebas. Y aunque él insiste en que está allí para hacer frente a un procedimiento judicial complicado –»un marrón», como lo define–, muchos se preguntan cuándo será el momento de un cambio real.
La única salida para Muñoz parece estar atada a la llegada de un nuevo propietario o al desenlace del complicado caso relacionado con Al-Thani. «Ojalá ocurra algún día», dice resignado. Pero después de cinco años escuchando promesas vacías sobre posibles ventas, la esperanza empieza a desvanecerse. Cualquier movimiento futuro dependerá completamente del jeque y sus condiciones. Mientras tanto, nosotros seguimos esperando respuestas y soluciones.